Pésame

Luz Estela “Lucha” Castro
Mi más sentido pésame a las familias de las y los jóvenes que fallecieron en el lamentable accidente en Nueva York.
Eran jóvenes con sueños y futuro que les fue arrebatado por una tragedia. A sus familias, compañeros y compañeras, toda mi solidaridad desde el corazón. Que encuentren consuelo y justicia en medio de este dolor que nos toca a tod@s
Acompaño con respeto y solidaridad a sus compañeras y compañeros, a quienes sobrevivieron y a quienes hoy navegan también entre el dolor y la culpa. Ninguna explicación técnica o jurídica puede aliviar el sufrimiento de sus familias, pero decir la verdad con responsabilidad es también un acto de respeto.
Me duele ver cómo desde algunos sectores políticos se busca lucrar con esta tragedia para sembrar confusión y odio, en lugar de acompañar el dolor con dignidad.
Por eso quiero compartir un dato que tal vez ayude a comprender lo que ocurrió.
El Buque Escuela Cuauhtémoc, una embarcación emblemática de la Armada de México —reconocida por formar generaciones de marinos bajo valores de servicio, paz y diplomacia internacional— sufrió una colisión en el puerto de Nueva York.
La Secretaría de Marina confirmó que el buque se encontraba bajo el mando del piloto del puerto neoyorquino, desde el momento en que zarpó hasta que ocurrió la colisión.
Esto no es algo excepcional. De hecho, es una práctica internacional común y obligatoria: cuando una embarcación entra o sale de un puerto extranjero, debe ser asistida por un piloto de puerto, es decir, un marino local con acreditación oficial, cuya función es asumir el control efectivo de la navegación en esas maniobras.
Recuerdo que, en un viaje familiar en crucero, nos llamó la atención cómo una pequeña embarcación se acercaba cada vez que llegábamos o salíamos de un puerto, y un piloto subía al barco para tomar el control temporalmente. Es una imagen cotidiana en el mundo marítimo.
En términos jurídicos, esto se basa en el principio de jurisdicción territorial en aguas portuarias y en los convenios internacionales sobre seguridad marítima.
En la mayoría de los países, el ingreso y salida de embarcaciones por puertos nacionales debe hacerse bajo la supervisión de un piloto certificado, que conoce a detalle las condiciones del lugar: corrientes, profundidad, rutas seguras, maniobrabilidad, tráfico y riesgos específicos.
Estos pilotos no son “ayudantes” ni “observadores”, sino que asumen el mando de la nave durante la maniobra, aunque el capitán conserve la responsabilidad general del buque.
Así lo establecen normativas como el Convenio SOLAS (Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar), y leyes nacionales como la Ley de Navegación y Comercio Marítimos en México, o su equivalente en Estados Unidos.
Existen precedentes que ayudan a comprender esta práctica:
• En el Canal de Panamá o el Canal de Suez, ningún barco puede entrar sin un piloto local, incluso si el capitán tiene décadas de experiencia.
• En 2021, el gigantesco buque Ever Given encalló en el Canal de Suez bajo control de dos pilotos egipcios.
• En 2013, un buque impactó una torre de control en el Puerto de Génova mientras era maniobrado por un piloto local; la tragedia dejó varias víctimas y se reconoció legalmente que la maniobra estaba bajo su jurisdicción.
En el caso del Cuauhtémoc, la colisión ocurrió bajo el mando del piloto del puerto de Nueva York, quien había abordado el buque conforme a la práctica obligatoria de ese país. Desde el momento en que el barco zarpó del muelle, hasta el instante de la colisión, toda la maniobra de navegación estuvo bajo su control.
Por respeto a las víctimas, es importante que la verdad prevalezca sobre el ruido y el oportunismo político. La verdad no borra el dolor, pero sí dignifica la memoria.